El invierno no es la época más popular para organizar una boda, sin embargo los enlaces en esta época del año, cuando bajan las temperaturas, tienen un encanto especial.
El hecho además de que sea ‘temporada baja’ consigue agilizar los preparativos, porque no tendréis tantos problemas para reservar.
Si os decidís por una boda en los meses más fríos, os animamos a dejar que sean los elementos clásicos de esta época los que os inspiren a la hora de organizar la boda. Que el frío sea un elemento básico en la decoración, y el mundo que le rodea.
Por ejemplo, usando en lugar de confeti a la salida de los novios, copos de nieve artificial. ¡Será un momento mágico!
Otra opción es emplear el blanco como el tono principal de la decoración, como si se tratara de un salón gélido pero a la vez de lo más cálido. Y en eso las velas y las plumas te pueden ayudar. 😉
En lugar de un rincón con limonada para los invitados, ayúdales a entrar en calor con uno dedicado al chocolate caliente.
Las bodas invernales pueden deparar además las novias e invitadas más sofisticadas, abrigadas con guantes, sombreros de fieltro o lana, estolas de piel y vestidos de terciopelo. ¿Nuestro consejo? Dale al look un toque vintage.
Y en el caso de la novia ponte una capa como Tatiana Santo Domingo en su boda suiza entre la nieve, llega en trineo si la celebras en una estación de esquí o en un lugar en el que nieve, o incluso puedes casarte con tus esquís y un mono blanco.