Ante todo, es fundamental que no te dediques a darle mil vueltas a todo pensando en lo que te queda sin hacer, ¡para eso estamos las wedding planner! Aleja el estrés dedicando ese tiempo a actividades que relajen, a cuidarte, a darte mimos y rodearte de los que te quieren.
Eso sí, procura no irte de copas o abusar de comidas copiosas, piensa que el alcohol es el peor enemigo para tu piel y que además llegarás cansada e hinchada, ¡y eso no es lo que queremos!
Tampoco es tiempo de experimentos, de tratamientos abrasivos para la piel, de probar un nuevo tinte para el pelo o una nueva crema. ¿Te imaginas una reacción alérgica el día antes de la boda? Pues eso.
Si sumas el estrés laboral al de la boda el resultado puede ser que llegues al gran día sin ganas de nada. Por eso te recomendamos que siempre que sea posible no trabajes el día antes de la boda.
Una cosa que no recomendamos es probarse el vestido antes de tiempo, podrías mancharlo o mucho peor… ¡tener dudas!
Y ahora lo que sí tienes que hacer, como por ejemplo reírte, acostarte pronto, tener cerca a las personas que quieres, bailar, disfrutar el momento y contar con profesionales solventes que te transmitan confianza, que te hagan sentir que todo está bajo control.
Nosotras podemos ayudarte, para que todo esté perfecto y para que llegues a la boda radiante y sin agobios. ¿Nos llamas?