Para que se celebre una boda, primero tiene que haber una pregunta, ‘¿Quieres casarte conmigo?’, y una respuesta, sí. Y ese momentazo puede ser íntimo, especular, original o multitudinario. ¿Necesitas ideas? Aquí van unas cuantas.
Las pedidas de mano más clásicas son las de corte más romántico. Música, luz de velas, un restaurante… Siempre mejor si estás compinchado con el camarero para que lleve el anillo en el postre o en la copa de champán.
Desde la pedida de Isaac y Amy con un flashmob que se convirtió en viral en Internet, son muchos los que se han animado a pedir la mano con música y baile. Es sencillamente espectacular, sobre todo cuando se cuenta con la colaboración de amigos y familiares, porque te permite compartir un momento único con las personas más importantes de tu vida.
En el campo, a la orilla del mar, en un sitio que sea representativo para vosotros porque os guste o porque tenga un significado especial en vuestra historia de amor. Con la ayuda de velas, antorchas, unos cojines y un picnic monta un rincón especial y mágico al que llevar a la novia y hacerle la gran pregunta. ¡Será inolvidable!
Envíale una caja y dentro mete el anillo, una carta, momentos y recuerdos de vuestra historia… Eso eso sí, cuando abra el paquete ¡procura estar cerca!
¡Pero qué es esto!
Sorpréndela, hazle la pregunta impresa en un barco de vela, jugando con las luces de un edificio, en galletas, en un parque… ¡Se quedará de piedra!
Algunas pedidas están muy trabajadas, tanto que puedes crear una película y hacer que vaya al cine con cualquier excusa. Será emocionante, precioso… ¡e inolvidable! Otra opción favorita es montar una exposición con fotos de vuestra historia y donde le pidas matrimonio en una de las piezas. ¡Invítala a la inauguración y se quedará de piedra!