Marta es malagueña y Carlos, colombiano, y viven en Barcelona. Se casaron en Colombia pero a Marta le hacía especial ilusión, como a toda novia, poder casarse en su tierra natal para que Málaga también fuera testigo de su ‘sí, quiero’. El resultado fue una segunda boda íntima y llena de detalles que sorprendió a los invitados.
El lugar elegido por la pareja no pudo ser más emblemático. A orillas del Mediterráneo, El Balneario de los Baños del Carmen es mucho más que un restaurante, es un espacio que pertenece a la memoria e identidad de la ciudad desde 1918. Además su ambiente romántico lo hace perfecto para bodas especiales y cargadas de personalidad como la de Marta y Carlos.
La boda se celebró el 21 de septiembre de 2019 al aire libre en una de las terrazas de El Balneario a las 7 y media de la tarde. Hora perfecta para una puesta de sol fantástica con vistas a la bahía entre columnas y con el sabor de Málaga y del Mediterráneo. Toda la decoración era de color blanco, al igual que el vestido de la novia y el traje del novio.
En la entrada, a los invitados les esperaba un rincón de cerveza y agua, decorado con palet, flores silvestres y plumero de la pampa. También había varios carteles con mensajes importantes para los novios: desde el ‘Bienvenidos a nuestra boda’ hasta otros como ‘Baila, ríe y disfruta’ y ‘Love’.
Como ya hemos comentado, la boda estaba decorada en blanco. En la ceremonia las telas y sillas eran de este color y en el pasillo pusimos una hilera de pétalos para hacerles el camino a los novios a su llegada.
Otro detalle que hizo especial esta boda es que ambos decidieron entrar juntos, aunque sí mantuvieron el no verse hasta un instante antes de la entrada para conservar el impacto del ‘first look’. Para el momento de llegada a la ceremonia eligieron la canción ‘Can’t take my eyes off you’ de Muse.
Marta llevaba un precioso ramo hecho por La Buganvilla Decoración Floral. Estaba formado por lisiantus blanco, verónica blanca, rosas ramificadas blancas, eucalipto y olivo. En conclusión, un ramo desenfadado a la vez que elegante.
Durante toda la ceremonia los amigos jugaron un papel fundamental. Tanto la hermana de Marta como amigos de la pareja dijeron unas palabras. Ademas la oficiante fue su amiga Patricia Medina, quien lo hizo perfectamente e introdujo el rito de las semillas a compartir, un rito muy emotivo y romántico que sin duda fue otro detalle más que gustó ver a los invitados.
Para la salida eligieron la canción ‘Sugar’ de Maroon 5, que sonó a la vez que le echaban los pétalos a los recién casados.
Después de la ceremonia, los novios aprovecharon para hacerse fotos con la familia y amigos. A cargo de las mismas estuvo el gran Daniel Díaz, un estupendo fotógrafo, que además se encontró con antiguos novios con los que habíamos coincidido ambos.
Marta y Carlos tenían claro que querían una boda tipo cóctel, para que todos los invitados pudieran tener la libertad de moverse de un sitio a otro sin tener que tener el formalismo ni los protocolos habituales, que ellos no querían. Se colocó un rincón de mojitos y el de cerveza que antes comentaba y así transcurrió la cena, dinámica y todo el mundo hablando con todos.
Como detalle se colocó la marca de belleza Mary Kay para poder retocar a las invitadas durante la celebración.
También llevamos el fotomatón My selfie, una máquina que, manejada por los invitados, permite hacer todas las fotos que se quieran (no tiene ningún tipo de restricción en cuanto a cantidad) para después subirlas a una nube que ellos y los novios pueden compartir. Es una forma de que desde el principio hasta el final de la boda los invitados se puedan hacer todas las fotos que quieran.
También en una mesa se colocaron los regalos que Marta y Carlos quisieron dar a sus invitados: una pasmina y una libretita para las chicas y un tapón de botella de vino para los chicos.
Ellos decidieron no hacer corte de tarta, sino directamente los postres para después pasar dentro a realizar su baile, que lo hicieron al son de ‘Valió la pena’ de Marc Anthony y así se dio paso a la barra libre.
La pareja quiso poner un espacio diferente para sus invitados y fue una mesa que se llamó ‘Rincón del pecado’ y que, en lugar de chuches, estaba compuesto por nueces, dátiles, manzana y mango deshidratado y fruta de temporada. Rincón que no sorprendió a sus invitados, ya que conocen perfectamente a Marta y Carlos y saben que son dos personas muy comprometidas con su alimentación.
En conclusión queremos resaltar que el hecho de ser una boda más íntima de lo que son habituales no quiere decir que no puedas llenarla de detalles y sorprender. Muestra de ello es la de Marta y Carlos.