Dicen que cuando te pruebas tu vestido de novia, sabes que es el adecuado, que no necesitas buscar más, que es EL VESTIDO. Pero existen otras opciones, como hacerlo a medida o recuperar y adaptar otro, y cada opción tiene sus pros y sus contras.
Quizás la mayor ventaja de comprar un vestido de novia directamente en la tienda es que sabes, con sus más y sus menos, cuál será el resultado final. Puedes elegir entre varios cortes, estilos y tejidos comparando el resultado hasta dar con el que más te guste. Te permite el flechazo inicial y además, esto no hay que negarlo, probarte vestidos de novia es muy divertido. Como desventaja, el hecho de que puede ser que pocos meses antes o después vayas a una boda y te encuentres con tu vestido. El pret a porter es lo que tiene, o más bien lo que no tiene, exclusividad.
Una de las razones que se suelen esgrimir a la hora de elegir un vestido manufacturado es el precio, pero también es verdad que cada vez existen más opciones para personalizar vestidos asequibles y que el precio de uno diseñado ex profeso para tí no va a tener un precio muy distinto al de las principales firmas de moda nupcial.
En el caso de optar por uno hecho a medida, la principal ventaja es que puedes crear desde la nada el vestido de novia de tus sueños. En este caso es especialmente importante conocer en las manos de quién vas a ponerlo, es decir, la elección del diseñador. Investiga previamente su estilo para saber si los trabajos que ha hecho anteriormente son de tu gusto, y que la confección final es de calidad.
Antes de ir a un modisto también puede ser una buena idea hacer acopio de ideas e inspiración en un tablón de Pinterest o una carpeta con imágenes, para poder ayudarle con ideas gráficas a que sepa cuál es tu estilo y qué es lo que quieres.
Porque si tienes claro qué es lo que estás buscando, esta es tu opción. Podrás hacer realidad el vestido perfecto y para ello te recomendamos que hables mucho acerca de lo que quieres exactamente. El asesoramiento experto también os ayudará en este caso a descubrir qué es lo que mejor os puede sentar, con un diseño exclusivo basado en tus gustos, tu personalidad y tu anatomía.
En este caso también os ponemos un pero, el hecho de que hasta el momento final no vayas a ver tu vestido hecho realidad, lo que puede causar cierta incertidumbre. ¡Confía en los profesionales y verás como cuando te lo pruebes, la sonrisa no se borrará de tu cara!
Podríamos considerar que existe una tercera vía que es la readaptación de un vestido antiguo o personalizar uno de colección, posibilidad que por ejemplo ofrece Ailanto. Y como no, el alquiler.
Lo fundamental, es que adaptes la elección a tu personalidad, a tus necesidades. Porque lo fundamental ese día es que seas feliz, que disfrutes y que estés… ¡radiante!